miércoles, 12 de mayo de 2010

¿La verdadera Caperucita Roja?


Leyendo el libro La escritura y sus formas discursivas, de Maite Alvarado y Alicia Yeannoteguy, me llamó la atención la transcripción del cuento de Caperucita Roja que se narraba en la campiña francesa en el siglo XVII. Muy diferente a la versión conocida por nosotros, y muy lejana a ser un cuento para niños. ¿Lo habrá sido en ese entonces?
Se los dejo para que lo disfruten, se sorprendan, puedan sacar sus conclusiones . . .

Habia una vez una niñita a la que su madre le dijo que llevara pan y leche a su abuela. Mientras la niña cantaba por el bosque, un lobo se le acercó y le preguntó a dónde se dirigía.
-A la casa de mi abuela -le contestó.
-¿Qué camino vas a tomar, el camino de las agujas o el camino de los alfileres?
-El camino de las agujas.
El lobo tomó el camino de los alfileres y llegó primero a la casa, mató a la abuela, puso su sangre en una botella y partió su carne en rebanadas sobre un platón. Después se vistió con el camisón de su abuela y se quedó acostado en la cama. La niña tocó a la puerta.
-Entra, niñita.
-¿Cómo estás, abuelita? Te traje pan y leche.
-Come tú también, hijita, hay carne y vino en la alacena.
La pequeña niña comió así lo que se le ofrecía; y, mientras lo hacía, un gatito dijo:
-Cochina, has comido la carne y has bebido la sangre de tu abuela.
Después el lobo le dijo:
-Desvistete y métete en la cama conmigo.
-¿Dónde pongo mi delantal?
-Tíralo al fuego, nunca más lo necesitarás.
Cada vez que se quitaba una prenda, el corpiño, las faldas, las enaguas y las medias, la niña hacía la misma pregunta y cada vez el lobo le contestaba:
-Tírala al fuego, nunca más la necesitarás.
Cuando la niña se metió en la cama, preguntó:
-Abuela, ¿por qué estás tan peluda?
-Para calentarme mejor, hijita.
-Abuela, ¿por qué tienes esos hombros tan grandes?
-Para poder cargar mejor la leña, hijita.
-Abuela, ¿por qué tienes esas uñas tan grandes?
-Para rascarme mejor, hijita.
-Abuela, ¿por qué tienes esos dientes tan grandes?
-Para comerte mejor, hijita.
Y el lobo se la comió.

Ahí termina el cuento. Como les decía al principio, una versión muy diferente a la que conocemos como cuento para niños de Caperucita Roja, que más allá de haber ido cambiando con el tiempo, mantenía básicamente la misma historia. Y aunque la violencia no estaba ausente, en esta versión además de la violencia, vemos una historia más morbosa, con tinte sexual. Por lo menos así la veo yo. ¿A ustedes qué les parece?

Besos,

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