domingo, 23 de mayo de 2010

Una esperiencia diferente

Hoy les dejo un texto que me envío una amiga sobre una experiencia diferente, que nos recomienda probar. Y desde acá le agradezco que haya compartido su experiencia con nosotros: ¡Gracais Cris!

Podría titularla Ensayo sobre la ceguera, pero ya lo usó Saramago o Informe sobre ciegos, ....no tampoco....bueno, ahí va.... espero que lo disfruten ....

En el fin de semana fui a una cena show. El show consistía en una cantante acompañada por un pianista.
La comida buena y la música también. Nada extraordinario, si no fuera por el detalle de que todo, todo, se desarrollaba en la más absoluta oscuridad.
Nunca antes vi una oscuridad tan palpable y envolvente, tenía entidad física, inútil tener los ojos abiertos.

Los primeros quince minutos, te lo advierten, son incómodos, luego todo empieza a relajarse. Ojo, no es que uno se acostumbra y empieza a ver; uno no ve nada de nada, pero que uno se relaja, se relaja.

Lo que de aquí en más ocurre es un shock total a los sentidos. Que la cena empiece antes que el show es el primero de muchos aciertos.
Un solícito mozo ayuda a que uno no meta la mano en el plato del compañero, tire el vaso y demás. El mozo esta siempre atento entre otras cosas, a que los vasos no queden vacios, acompañar a los que quieren ir al baño y contestar preguntas. ¿Cómo hace? sospechamos de esos anteojos que permiten ver en la oscuridad. Pues no, todos los mozos son ciegos.

La comida, les contaba, es el primer contacto con el mundo de los sentidos dormidos. El menú se divide en vegetariano, para celiacos y común.
Consta de una entrada, cuatro platos diferentes y un postre, y vino claro. Lo que no esta claro es en que consisten los platos a degustar. Nunca mejor usada la palabra...de-gus-tar. Uno empieza a comer una entradita y las voces de la mesa arriesgan, ¿roquefort?, no... parmesano.
Bueno así con cada plato, uno va tratando de buscar en la adormecida memoria de sabores, ¿cuándo comí esto antes?, y si no sale ningún recuerdo prueba con... ¿a qué huele?

Es tan intensa la experiencia, que te empieza a molestar el murmullo, uno quisiera concentrarse sólo en el sabor. El vino parece que te emborracha en dos sorbos.

Hablar es raro, te parece que todos hablan muy fuerte y que vos hablas muy bajo. Además que no te queda muy claro para donde hablar, todos parecen lejos. Para hablar queres tocar a los otros, pero con cuidado de no meter la mano en el postre, por ejemplo.

Más o menos a la altura del postre, comienza el piano y la preciosa voz de Luz (si, así se llama la cantante, ¿irónico no?), que nos acompaña hasta al final. Los géneros son variados y la voz siempre exquisita.

Inútil tratar de describirlo, la música siempre es emocionante. La música va acompañada de aromas cambiantes, rosas, humo.
Los aromas tienen ese poder evocador instantáneo, e imágenes de la infancia vienen detrás del aroma a café con leche. Nadie te ve, podes llorar y despatarrarte en tu asiento. Y empezas a disfrutar sintiéndote libre como pocas veces en la vida, sin la mirada del otro, sin tener que ser....

En forma espontánea y de la nada esa cantidad (imposible saber cuantas) personas, empezó a acompañar a Luz cantando una canción de Queen. Cómo, gente que no veía al que tenía al lado coincidió en las ganas de acompañar al pianista, no sé.

El tiempo transcurre y ... se hace la luz.... es necesario decir que todos pedían un ratito más de oscuridad?

Lo único molesto para mi fue tener detrás mio una fuente de agua que me daba frío y cada tanto me mojaba. Cuando volvió la luz, me di vuelta con bronca y vi que detrás mio no había nada...
Se lo comenté al mozo, que mirando a la nada ( a la nada?), se rió y me dijo: un mago nunca revela sus secretos....

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