lunes, 25 de enero de 2010

Compartir

Compartir, verbo que desde chicos escuchamos una y mil veces. Teníamos que compartir con nuestros hermanos, nuestros amigos, con muchos compañeritos de jardín de infantes, y más tarde del colegio y de la universidad.
Aprendimos (y aunque sé que no todos, prefiero generalizarlo) a compartir a lo largo de nuestra vida. Pero llega un momento en que no nos es suficiente, no nos alcanza compartir con la gente que queremos y conocemos. Necesitamos, sentimos la necesidad de algo más. De compartir con alguien de manera más intima, de una forma especial. Queremos compartir nuestra vida con ese alguien: nuestros logros, nuestros fracasos, nuestros cambios, nuestras cosas . . .
Buscamos a una persona a la que amar y que nos ame; y compartir con ella nuestra vida, esperando que sea para siempre. La buscamos y esperamos con ansias, y deseamos encontrarla. A veces perdemos las esperanzas, pero otras cobran fuerza y seguimos buscando, seguimos deseando y esperando que esa persona aparezca, porque como dicho el dicho (valga la redundancia): "lo último que se pierde es la esperanza". ¿No?

Besos.

1 comentario:

  1. ayyy yo soy como la rana rené, me enternecio mucho esta nota...

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